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¿POR QUÉ SE MATA EL GALLO?

De una discusión surgida entre tres personas, se pierde una.

Era en la época que Elegguá y Oggún andaban separados y no se llevaban bien; por tanto, Olofin no les tenía confianza y siempre lo dejaban dormido. Dándose cuenta de eso el Gallo, pensó que con su voz podría ganarse la confianza de Olofin, como así sucedió, y siempre alerta el Gallo, cada vez que llegaba una hora cantaba, y así Olofin se despertaba.

Olofin se fijó en eso y le dio toda la confianza al Gallo que, no tardó en hacer alardes de esa confianza. Todos los días se paseaba por todos los rincones del palacio y sabía todas las cosas que había en el mismo.

Oggún, que le tenía odio al Gallo, le dijo un día a Elegguá, para ganarse su simpatía : – Oye, Elegguá, ¿tú sabes lo que me dijo el Gallo?; que Olofin no era serio, que hacía y deshacía con la virgen, allá adentro del cuarto y que cuando salía se hacía el serio.

Tan pronto Oggún le dijo esto a Elegguá, éste fue corriendo donde estaba Olofin y le dijo: – Olofin, oggún dice que el Gallo le dijo que, usted no era serio, que nada más que hacía y deshacía con la virgen, allá arriba en el aposento.

Como Elegguá había visto una momia que Olofin tenía detrás del armario, él se preparó para cuando comenzara el careo entre el Gallo y Oggún.

Inmediatamente, Olofin llamó al Gallo y a Oggún y le preguntó a éste: ¿Es cierto que el Gallo dijo lo que acaba de manifestarme Elegguá, que yo no soy serio y que hacía y deshacía con la virgen en el aposento? – Sí, es cierto, que el Gallo me lo dijo.

Entonces Olofi le preguntó al Gallo, si era verdad lo que decía Oggún. El Gallo negó los cargos que se le hacían y a su vez acusó a Elegguá y a Oggún de pendencieros y revolucionarios. Entonces, Elegguá le dijo: – Bueno Olofi, usted sabe que nosotros no entramos al palacio y en cambio el Gallo sí lo hace.

Nosotros no podemos saber que usted tiene detrás del armario una mujer desnuda escondida. Olofin al oír esta aclaración de Elegguá, se estremeció ya que no era verdad que detrás del armario hubiera una mujer desnuda alguna. Pero sí era cierto que guardaba detrás del armario una momia, nuestro origen.

Esto lo vio Elegguá en un descuido del Gallo y fue lo suficiente para pensar en la forma que iba a traicionar al Gallo. Entonces Olofin, entendiendo que ni Elegguá, ni Oggún nunca habían pasado por donde estaba la momia, inmediatamente Olofi dijo:

Bueno Acucó, por andar en compañía de dos personas, desde hoy en lo sucesivo, tú serás comida y alimento de los otros. Ocuá Oggún comanselo.

Y desde entonces, desde ese momento, Oggún y Elegguá andan y comen juntos hasta el sol de nuestros días. Sin embargo, el Gallo hasta el día de hoy, cuando ve a otro Gallo, quiere fajarse porque desde aquel día, siempre hubiera deseado andar solo; cosa ésta que no puede ser, porque si anduviera solo no fuera Oggundá.

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